Aunque parece que el marketing olfativo o aromático es algo novedoso y propio de la actualidad, una técnica publicitaria muy vanguardista, las fragancias siempre se han utilizado a lo largo de la historia. Para buscar ciertos estados emocionales o espirituales, e incluso para buscar la respuesta sobre la existencia del ser humano. Las fragancias siempre se han utilizado para cambiar nuestro estado de ánimo, para reducir el estrés y para liberar nuestro subconsciente. Hace más de 8000 años, en lugares lejanos como la India o Las Américas, las fragancias se utilizaban a modo de marketing olfativo y en este post te contamos estos orígenes.
A día de hoy encontramos una gran cantidad de textos sagrados antiguos y de determinadas religiones más modernas (como el cristianismo, el islam, el judaísmo y el hinduismo) en las que se explica el uso de las fragancias y los aromas como conector entre el ser humano y la espiritualidad. Las fragancias se han utilizado desde siempre para distinguir a la realeza y a las élites. Por otra parte, el olor ha existido en nuestro pasado, incluso con la finalidad de ridiculizar determinados segmentos de la sociedad para demostrar una sociedad decadente, pudorosa. Un ejemplo de ello es la cultura árabe y más concretamente la cavilación del al-Ándalus, en la que la higiene era muy importante, una civilización muy avanzada en cuanto a higiene se refiere.
Los buenos olores
La importancia del buen olor, desprendido de una higiene impecable, es precisamente la muestra de una sociedad avanzada y desarrollada. En la edad media las fragancias se utilizaban en la realeza o en las altas clases sociales para recibir a los visitantes y normalmente estos aromas eran maderas de un origen oriental, resinas con un aroma muy agradable o flores. El Rey Luis XV celebraba en su palacio diversos eventos en los que los criados bañaban palomas en perfume para después echarlas a volar y que con su aleteo desprendieran olores maravillosos; esto se hacía en varias ocasiones a lo largo de la fiesta. Si nos ponemos a pensar que la higiene corporal en la edad media era algo que escaseaba, podemos entender por qué se llevaba a cabo este ritual.
Incluso si nos alejamos a fechas más remotas, en el Antiguo Egipto podemos observar el uso de ambientadores improvisados. Si las palomas eran el elemento que ambientaba las fiestas del Rey Luis XV, en el Antiguo Egipto a los asistentes se les recibían con guirnaldas perfumadas y el suelo y las paredes se cubrían de flores para ambientar. Aunque el marketing olfativo sea una estrategia para conquistar a los clientes, las fragancias no se crearon solamente para deleitar a las personas y un ejemplo de ello es Mesopotamia, donde se utilizaban los aromas para deleitar a los dioses.